Al cruzar la calle
se olvidó de su suerte,
consiguió dos monedas que arrastró del suelo
y agitó su largo cabello mientras ataba cuatro cartones
a un carrito con las ruedas gastadas.
Se deslizó hasta el primer cesto de la basura
que había a su lado y metió medio cuerpo allí dentro
para alcanzar una botella con un resto de fanta,
que bebió antes de que se lo pensara dos veces.
Sonrió satisfecha, erutó satisfecha...
y una señora muy nerviosa la miró con rechazo.
Al cruzar la calle
se olvidó de su suerte
y se rió aún mas fuerte
y ató la botella a los cuatro cartones
y al cantar nadie la miró
y empujó su carrito hasta el otro cesto
lleno de comida, bebida y mercancías.
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