Monday, October 23, 2006

Reflejo de Candela


Huelo los tres ramos de jazmines que compré en la esquina y con la ventana abierta de par en par, con el cielo celeste... imponiéndose a los cables y palomas enfermas de ciudad... convierto los tres árboles del fondo en un inmenso bosque que se agita y que desparrama el viento dentro de este séptimo piso, mientras Nico juega a tres cosas a la vez y me pregunta para qué es el saumerio artificial que pende de un agujero sobre una pequeña madera cargada de cenizas.... Con Buena Vista Social Club me invento una sensación caribeña que se me hace agua la boca de sal marina, ropas sueltas, coreografías sensuales y sonrisas blancas florecidas dentro de los jazmines de este florero de barro pintado a mano, que se dejan entibiar por el sol dibujado de blanco en lavandina, sobre la camiseta amarilla que visto y que una vez compré en un mercadillo en Ibiza, para ir pedaleando como un río bajo el sol, cargando al sol en el pecho y la amplia alegría de sentir el sol entre las costillas... de paso recuerdo aquel momento tan soleado así como estoy, junto a estas rejas del balcón porteño que se vuelven tan elásticas que me quedo dormida sin apagar la vela, como dicen de Candela al son cubano... Quizás yo podría ser Candela... de caderas anchas, de cuerpo moreno y de manos abiertas para quien hay que abrirlas o con forma de puño en situaciones de importante defensa del carácter y de las buenas costumbres que penden de violas y pianos que envuelven la noche de luces tenues y alegrías compartidas... sobre una mesa de poco alimento tal vez, pero de manos abiertas como jazmines en primavera, con el sol entre la carne y el milagro de saber apreciar una ventana con cielo y mar juntos, entre un camino de piedras calientes junto a la música que abastece al alma.