Thursday, December 28, 2006

mis hijitos

Mis hijos, mis hijos, mis hijos
son desde la mañana a la noche
el rezo místico que todo lo revela,
son la verdad dentro de las certezas
a donde moran las respuestas
de todos los misterios y dudas de la existencia...

El puro amor, el puro puro amor
que se esparce con su brillo
más que el sol y todas las estrellas.

Al mirarlos, al contemplarlos
el arcoíris completo se dibuja dentro de mi casa,
y sus voces agudas de palabras espontáneas
reparten tan genuinas manifestaciones de luz
que les sale del corazón sin cátedra ni filosofía barata
ni con aureolas, ni alas de otros mundos...

Son reales y por aquí corretean,
desde que salieron de mi cuerpo
y crearon un jardín fuera de mi ombligo.

Aquí mis hijos están desordenando todo a su paso
y así ponen orden a mi vida
con tanto despojo, con tantas carcajadas, besos, canciones,
que con la presencia de ellos me basta para adorar
al mundo, al submundo, al cielo y al infierno.

Con ellos me basta para seguir andando
sin mirar hacia donde pongo mis pies
sino hacia donde ellos marcan sus huellas...

Adoro y bendigo cada uno de sus pasos,
sus pasos de pies pequeños que descalzos embellecen los caminos
que los demás trazamos con pereza
por tanta insistencia en poner los pies sobre la tierra
áspera, seca y sin agujeros adonde plantar las flores
que mantienen vivo al jardín del niño que uno siempre fue...

Wednesday, December 27, 2006

abstracto

Siempre se queda quieto entre una palabra y un punto.
Siempre se queda dormido entre los paréntesis del olvido y de la pausa silenciosa,
adonde habría que adivinar que quieren decir las mudas letras
que se traslucen a través de su mirada apaisada
cuando recita sin rima las poesías que nacen de la nada
para suspirar dentro de soplidos gozosos
como hace el viento al cabello en un roce de verano
bajo alguna sombra de algún árbol,
aunque todo hay que interpretarlo
dentro del abstracto cielo de su lienzo multicolor
junto aquellas pomposas plumas que se erizan dentro de
almohadas tan cómodas que aumenta a mi insomnio
el deseo de recorrer las veredas mudas, de saltar puentes
y volar sobre valles que alcanzan su espesura
por la frondosa ansiedad de querer abarcarlo todo
para al fin llegar a todas partes en el momento justo
cuando la palabra sale desde la garganta mojada por los labios
y pronuncia todo aquello que soñaba en un grito que lo es todo
y que no necesita traducción.